“Con los avances médicos uno se vacunará del sida como de la rubéola”

Manuel Martínez Nicolás, Coordinador de títulos de Periodismo

El coordinador de títulos de Periodismo, Manuel Martínez Nicolás (Barcelona, 1968) se doctoró en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona (1994). Fue profesor en dicha universidad desde 1990 hasta 1996 y posteriormente en la Universidad de Santiago de Compostela desde 1996 hasta 2003. Actualmente forma parte del personal docente de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), a la que se incorporó en el año 2003.

Comentarista científico para el tema SIDA y Comunicación de la Publicación Oficial de la SEISIDA, es co-autor de una serie de informes sobre televisión e infancia encargados por el Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (PNTIC) del Ministerio de Educación y Cultura (1997-1998). Entre 2001 y 2003 dirigió el grupo de investigación sobre Comunicación, Democracia y Ciudadanía. Es autor de “La información periodística en la crisis del sida. Algunos temas de interés para la investigación comunicativa”.


PREGUNTA. ¿Qué opina sobre el reportaje de Intereconomía acerca del uso de los preservativos en África?
RESPUESTA. ¿Te refieres a aquel dónde se decía que el preservativo no era el método adecuado para prevenir el contagio del sida? Es lamentable como se puede mentir y manipular de esta manera y especialmente con un tema tan sensible como este. Decir que “las manos de los africano no son aptas para utilizar preservativos” es una barbaridad, puro racismo.

P. ¿Cuál cree que es el motivo por el que el sida está tan extendido en África, a parte de la falta de medios anticonceptivos?
R. Me resisto a creer que sea un problema de falta de información, la Organización de la Salud está haciendo muchísimos esfuerzos por distribuir la información necesaria a todo el continente africano, además de distribuir preservativos. Yo creo que son otros los factores que intervienes ahí, probablemente sea una cuestión de machismo, o cultura, como lo llaman algunos.

P: La Iglesia siempre se ha posicionado en contra del preservativo, ¿cree que es una opinión fundamentada?
R: Todo lo que dice la Iglesia no tiene nada que ver con la eficacia o ineficacia de los profilácticos, poner en duda su validez es únicamente una excusa para dar un discurso de otra índole, de tipo moral y político.

P: ¿Ha notado algún cambio en la visión que tiene actualmente la sociedad sobre los enfermos del virus del VIH?
R: En gran parte sí, porque la gente conoce la gravedad de la enfermedad. La información está más distribuida que hace 30 años (cuando empezó a conocerse el alcance del virus). Pero es verdad que todavía queda un rescoldo de discriminación hacia los seropositivos. El conflicto social continúa porque probablemente la opinión popular sigue asociando el sida con ciertos colectivos socialmente marginales, y en particular con los homosexuales. El conflicto social terminará con los avances médicos, cuando se encuentre una vacuna, entonces uno irá a vacunarse del sida como lo hace de la rubéola.

P: ¿Cree entonces que el sida ha favorecido a la homofobia?
R: Por supuesto, absolutamente. Sobretodo al principio, eso fue creando una serie de actitudes que se enquistaron en la sociedad. Además, 30 años no es tiempo suficiente para cambiar una visión global sobre este tema.

P: Desde el punto de vista médico, ¿cree que se hace todo lo posible para acabar con la enfermedad?
R: Siempre se oye hablar sobre una posible conspiración, ¿interesa encontrar la vacuna cuándo el negocio de los medicamentos paliativos es tan grande? Yo no tengo motivos para sospechar que no se está haciendo todo lo posible, igual que se hizo para conseguir cronificar la enfermedad, hoy en día el sida no es una enfermedad mortal en occidente, antes sí lo era. Eso debería se suficiente para saber cuáles son las prioridades.

P: En los países desarrollados, la juventud es el colectivo más vulnerable, ¿cree que los jóvenes no se toman en serio la gravedad de esta enfermedad?
R: Creo que el tema de la juventud está mitificado, la gente se empeña en echarles la culpa de todo a los jóvenes. En este sentido, el que no está informado es porque se esfuerza en no estarlo, no por la falta de información.

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