Laura Esteban, Fuenlabrada.- La obra comenzó con 15 minutos de retraso de la hora prevista, el salón de actos estaba casi vacío, 20 personas se dispersaban por las butacas del auditorio, entre ellas, colaboradores que ayudaron a montar el decorado y compañeros de los actores. Los artistas de la obra titulada “Happy Days” pertenecen a la universidad Politécnica de Madrid y han llegado hasta la universidad Rey Juan Carlos para mostrar su trabajo.
La oscuridad se apoderó del lugar y unas estruendosas campanas comenzaron a sonar, una suave luz iluminó el escenario mostrando una gran cantidad de periódicos que emulaban una montaña de arena, una mujer incrustada en aquel supuesto montón de arena despierta con el sonido de las campanas. “Otro día divino” Winnie comienza su monólogo con una voz entusiasta, con su sombrilla despierta a su marido Willy que duerme en los agujeros de detrás de la colina, es un hombre que según el autor irlandés de la obra Samuel Beckett está obsesionado con el sexo y una postal pornográfica que guarda y observa cada día.
La obra señala el paso del tiempo y el deterioro físico, Winnie se acuerda siempre del pasado y dice citas un poco cambiadas de obras porque el paso del tiempo hace estragos en su vieja mente. Durante la obra Winnie envejece de una forma curiosa, se tumba y otra actriz se levanta en la montaña de arena con un aspecto más mayor que la anterior, lo que despertó el interés en el público presente un poco adormilados por el lento transcurso de la obra.
La puerta del salón se abrió y aparecieron tres personas despistando al público mirando a ver qué sucedía en la puerta, las personas pasaron y se sentaron sin más, el público volvió a atender a la obra. La protagonista recuerda mucho el estilo antiguo le hace sentirse más joven ya que cree que está en plenas facultades mentales. Los rayos del sol hacen que esté más vieja de lo que es. Un día de los que emula la obra Winnie saca la sombrilla para taparse del sol y quemaba tanto que la sombrilla “sale ardiendo”.
En el segundo acto sale otra actriz enterrada hasta la cabeza, la gente comenzaba a aburrirse ya que fue una obra monótona con el único monólogo de la protagonista que despierta y duerme cada vez que suena la campana. Winnie siempre habla de una canción pero nunca la canta hasta que un día Willy da la vuelta a la colina hasta ver la cara de su mujer e intenta subir la montaña, Winnie se emociona tanto que comienza a cantar su antigua canción. La voz de la actriz hizo que la sala mostrase atención de nuevo terminando con un fuerte aplauso para la magnífica interpretación de la canción y de los personajes.
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