“Para ser un buen bailarín hay que currar mucho”

Cristian González.- Estas eran las palabras de la profesora de baile español de la escuela de danza de la URJC de Fuenlabrada. La profesora de baile español explica que en esa escuela de danza también se imparten otras disciplinas de baile, como la danza clásica o el baile contemporáneo. Ana, cordobesa de 24 años de edad, lleva dos impartiendo clases de baile español en la escuela. Cuenta que el perfil de alumnos y alumnas de la escuela es de entre 18 y 34 años pero que también hay gente menor de edad que acude para ir acomodándose a la dinámica de las clases que tendrán cuando tengan 18 años. Además, Ana responde a la pregunta sobre el sexo de los alumnos de la escuela con lo siguiente: “por suerte tenemos bastantes chicos en la escuela que buscan un sueño, pasando del decir de la gente”

Ana habla también de la importancia de las clases teóricas para la danza, ya que, con los conocimientos que los alumnos adquieren pueden optar por varios ramales a la hora de salir al mercado laboral. Estos ramales son llegar a ser coreógrafos o hacer pedagogía. Añade que “para ser un buen bailarín hay que currar mucho”

Sobre los horarios lectivos de la escuela admite que son demasiado largos y que los días que hay ensayos se hacen interminables. Para más información sobre la escuela, la cordobesa añade que el número de plazas de la escuela es ilimitado y que, dependiendo de las disciplinas artísticas que se imparten, es más o menos numeroso. Por último, afirma que la escuela se adapta a los distintos niveles de preparación que puede presentar cada alumno y que estos están divididos de tal manera que el ritmo de las clases puede ser seguido por todos los estudiantes de la escuela.

Para terminar, se anima a contar algunas anécdotas ocurridas tanto durante los ensayos, como durante las actuaciones que realizan en la escuela y fuera de ella. “Un compañero se hizo polvo la rodilla en mitad de un baile y tuvimos que parar la actuación”. Además reconoce que con tanto movimiento es normal tener algún problema con el vestuario, ya que, alguna vez que otra a las bailarinas se les puede ver algo que no quieren enseñar.Por último, Ana se despide diciendo que está muy a gusto en Madrid, pero que realmente le gustaría volver a su Córdoba natal, a seguir haciendo lo que más le gusta, que es bailar y enseñar.

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