Cristián González Hoyo. Fuenlabrada. Carolina de 20 años trabajadora del servicio de reprografía del campus de Fuenlabrada de la universidad rey Juan Carlos lleva tres meses ocupando este cargo, ya que, antes trabajaba en este mismo servicio pero de la universidad Carlos III de Madrid en su campus de la localidad madrileña de Getafe, cuenta cómo funciona este servicio y habla de la afluencia masiva de estudiantes en los últimos días de cada semestre.
Pregunta. ¿Que horario tiene el servicio de reprografía del campus?
Respuesta. de nueve de la mañana a dos de la tarde que paramos para comer, y de tres de la tarde a siete.
P. ¿Sobre qué hora suele haber más gente en reprografía?
R. Casualmente suele llenarse a última hora de la mañana y de la tarde justo cuando vamos a cerrar y también sobre las 5 de la tarde.
P ¿Qué servicios piden mayoritariamente los usuarios de este servicio?
R. Normalmente piden que les hagamos fotocopias de apuntes que ellos nos traen o de apuntes que nos dejan los profesores para que se lo fotocopiemos a los alumnos bajo una clave.
P. ¿Cree que los alumnos están contentos con el servicio de reprografía?
R. No se, eso no lo puedo juzgar yo, lo que se es que nosotros hacemos todo lo posible por atender bien y rápido a los clientes para que estos se vayan contentos, y no tengan que esperar.
P. ¿Se nota la afluencia de más gente a la copistería con motivo de la reciente instalación del plan Bolonia?
R. Sí, sobre todo a finales de cada semestre que es cuando los alumnos de este tipo de carreras tienen que entregar sus trabajos, estos días son una verdadera locura de gente y hay días que incluso no caben en la sala y hay gente esperando fuera.
P. ¿Puede contar alguna anécdota que le haya pasado en su puesto de trabajo relacionada con fallos en fotocopias o motivos parecidos?
R. Sí por desgracia, varias veces se ha atascado la fotocopiadora y las fotocopias no salían, mientras la sala se llenaba de alumnos y yo me ponía más nerviosa todavía, otra anécdota es que un día encuaderné unos documentos que no tenía que encuadernar y tuve que entregarlos llenos de agujeros.
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