La Universidad Rey Juan Carlos escucha la voz femenina del Magreb


Gonzalo Martín, Fuenlabrada.- La crisis económica sigue siendo una fuente de debate para cualquier tema del momento. La situación actual afecta cada vez a más personas y la supervivencia o la búsqueda de calidad de vida se hace más latente en periodos como este. Es el momento de reaccionar tal y como está haciendo la mujer magrebí.

La Universidad Rey Juan Carlos (URJC) acogió el 23 de noviembre el Primer Foro Sobre Inmigración y Cultura Árabe: “El Diálogo intercultural en tiempos de crisis”. Un centenar de personas ocuparon los asientos del salón de actos del campus, en las butacas alumnos tomando notas, profesores interesados con su recto cruce de piernas y algún que otro fotógrafo. En el punto de mira, tras los micrófonos y sentados hacia las miradas los tres responsables de la conferencia. En el centro se apoltrona en su silla Javier Wrana (URJC) como moderador de la conferencia. Con cabello cano y formal traje beige llama la atención su peculiar corbata con estampado de mapamundi, a su derecha muestra su simpatía Manuel Varela experto en economía de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y en el lado opuesto Mohamed Khachani de la Université Mohammed V que repasa en su ordenador las proyecciones de la presentación.

De manera tranquila y despreocupada Manuel Varela ofreció una introducción histórica de la economía global destacando la inevitabilidad de pasar por diversos ciclos económicos. Entre sorbo y sorbo de agua, defendió la actual economía de mercado como la más carente de fallos hasta la fecha con la misma transparencia que el agua de su copa. Destacó la necesidad de cambios en este sistema con correcciones como el mandato del Fondo Monetario Internacional, la aplicación de una línea de fondo flexible para los países más afectados y, sobre todo, el aumento de la cooperación internacional que está viendo sus frutos desde 2008. Algo más acalorado por la continuidad de sus palabras, terminó denunciando la excesiva autorregulación de algunos países, la “globalización” como fomento de la interdependencia y el proteccionismo al que denomina “enfermedad incurable”.

Es el momento del invitado Mohamed Khachani y la conferencia parece adecuarse a la interculturalidad del tema tomando un camino bilingüe. El marroquí se esforzó con el castellano pero dada la relevante asistencia de nacionalidad francesa se hacen inevitables presentaciones como les femmes maghrébines. Así Khachani expuso la situación a la que estas mujeres se están enfrentando desde que se inició la crisis económica en 2007. A su espalda, las gráficas muestran que en la década de los 70 comenzaron las primeras migraciones de estás mujeres a la Europa mediterránea y a los países del Golfo, pero la situación era diferente y el motivo residía en la reunión con sus esposos ya emigrados para continuar su labor familiar en el hogar. En la actualidad ha aumentado notablemente la presencia de la mujer del Magreb en los flujos migratorios y ya supone la mitad de las cifras. Además, “esta mujer no es la misma que hace décadas”, como remarca Khachani golpeando con el índice en la mesa. “Ahora la figura femenina ya no es tan sumisa y se ve tan reprimida, emigra en busca de trabajo y autonomía cada vez con más formación”. Es aquí cuando hace un alto para rememorar, frotándose los ojos, como una niña del norte de Marruecos le dijo que quería emigrar a España en el futuro cuando sólo contaba nueve años. La pequeña ya pastoreaba el rebaño familiar cuando tomó esta decisión al fijar su modelo a seguir. Este modelo era una mujer del pueblo que emigró dejando a su marido al frente de la casa y la familia y regresó con el éxito social deseado, adquiriendo la mejor casa del lugar.

Con esta anécdota en la mente Teresa Ifpum, profesora de la URJC, alza la mano y pregunta por qué vuelven a sus países de origen cuando su situación ha mejorado. La respuesta no es muy concisa pero entre las palabras de Khachani destacan: “Las fronteras internas son más herméticas que las fronteras externas”.

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