La piscina de la que todos los estudiantes hablan pero que ninguno sabe cuándo estará construida, brillará por su ausencia indefinidamente
Daniel Cantador. El monstruo del Lago Ness, el Yeti, el Bigfoot, la chica de la curva y la construcción de un complejo deportivo con piscina en el campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos. ¿Qué tienen en común? Todas ellas son leyendas que nunca han llegado a verificarse. Acerca de este último ejemplo circulan rumores que crean ilusiones en los estudiantes de la URJC.
La responsable de la Administración del Servicio de Contratación de la URJC, Esther González Monjíbar, negó que hubiera algún proyecto cercano para la construcción de un Edificio de Aguas y Salud (complejo con piscina). Para corroborar esa negativa el Jefe del Servicio de Contratación, José Esteban García Vega, envió tres documentos que aportaban información acerca de un proyecto, fechado en 2007, por el cual se trató de llegar a un acuerdo con tres empresas privadas para llevar a cabo la construcción de dicho edificio.
“El proyecto no podía llevarse acabo ya que la URJC estaba en un ciclo económico desfavorable” decía el Jefe del Servicio de Deportes, José Manuel de León. “Por eso la única forma de poder llevarlo a cabo era a través de una iniciativa privada, que era realmente complicada y que estuvo a punto de conseguirse, pero, finalmente, no pudo ser” concluyó el mismo.
Si esta propuesta hubiese salido victoriosa, los alumnos ahora disfrutarían de dos piscinas, la primera con unas medidas de 25 metros de largo por 12,50 de ancho y con seis calles para nadar individualmente. La segunda, destinada a niños, con una longitud de seis metros de largo por 12 de ancho. Una zona de spa, un área dedicada a la fisioterapia, un solario habilitado para descansar y tomar el sol, con una extensión de 300 metros cuadrados. Además como complemento también se quiso edificar una zona de musculación y dos salas de actividades dirigidas.
Como curiosidad, en los documentos obtenidos aparece como meta la construcción de un recinto que tuviese como finalidad convertirse en una escuela universitaria de golf situada en la zona posterior colindante al estadio.
Este afán por convertir a la URJC en el “nuevo Valdebebas” (ciudad deportiva en la que se entrena el Real Madrid C.F) suponía un gasto de cuatro millones de euros. Gasto que, según De León: “es impensable debido al enorme gasto que este proyecto supone”. “Complicado” fue la palabra que usó De León para definir este preacuerdo.
Las tres empresas privadas, Fidalser S.L, Adip S.L y Alius Inversiones S.L, (que presentaron una oferta conjunta comprometiéndose a constituir una sola sociedad en caso de resultar estas adjudicatarias) resultaron excluidas de la creación de este complejo ya que no presentaron la documentación suficiente dentro del plazo señalado en el acuerdo previo. Por tanto, al no haberse presentado una oferta válida se declaró desierto el expediente de dicha contratación.
Si se echa cuentas y, teniendo presente que el plazo de la construcción de dicho edificio era de 18 meses, ahora mismo los estudiantes en lugar de leer esto, estarían dándose un chapuzón.
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