Beatriz Cano Fernández, Fuenlabrada.- Hace más de medio siglo Jack Kerouak escribió: “Lo que sientas encontrará por si sólo su estilo”. Él fue el padre de la generación Beat, una generación precursora de los movimientos sociales que más tarde comenzarían a surgir. Algunos identificados con una forma de pensar o un estilo de vivir y otros con simple estética o gustos musicales. Hippies, punks, heavies, redskins, rastafaris e incluso los recién surgidos emos pueden encontrarse en las todas las ciudades y, como consecuencia, en las universidades rompiendo con la homogeneidad estética de los alumnos.
Soledad Rodríguez Esperanza estudia Periodismo en el campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos y considera que según su manera de pensar y el tipo de literatura y música que le gusta se asocia con la subcultura redskin, aunque afirma: “Nunca he considerado que pertenezca a algo fijo, a un estereotipo”. En cambio, otro alumno de Periodismo del mismo campus Jesús Díaz Cruzado responde con un no rotundo cuando alguien le pregunta si pertenece a algún tipo de subcultura urbana. Por otra parte, están aquellos alumnos que como Aitor Suárez Nevado escoge los matices que más le gustan de cada subcultura y responde: “Yo soy yo”.
Pertenecer a una subcultura urbana viene dado en ocasiones por la ideología y otras por los gustos culturales. Es en la adolescencia cuando normalmente se definen las personalidades y cuando algunos deciden pertenecer a un grupo u otro. “Cuando era adolescente y, por lo tanto, más inconsciente, en mi armario sólo había ropa negra para llamar la atención, ahora ya he cambiado un poco y no visto para ser diferente”, recuerda Jesús Díaz.
Cuando en los años sesenta, setenta y ochenta del siglo veinte surgieron gran parte de los movimientos sociales hubo enfrentamientos con aquellos que pertenecían a las subculturas surgidas ya fuese por pertenecer a un grupo rival, por ser diferente o por no saber cómo y qué es cada grupo. Actualmente siguen surgiendo este tipo de problemas. “Me han confundido más veces con una nazi que con lo que en realidad soy”, cuenta Soledad Rodríguez. El alumno Jesús Díaz también ha llevado a provocar confusión por su estética, dice que le molesta que por llevar flequillo y dos piercings se le considere emo y declara: “La mayoría de las personas en tema de subculturas son unos inconscientes y me da mucha pena”.
Gustos musicales y literarios, predilección por una estética, ideología y otros factores hacen que se pertenezca a una subcultura o a otra, que así lo que se siente encuentre su estilo.
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